martes, 11 de julio de 2017

Un día en...Cruïlla Barcelona 2017



Una de las características del Cruïlla es, sin duda, su eclecticismo musical ofreciendo un amplio abanico de diferentes géneros musicales. Aunque el rock no sea una de sus prioridades, siempre se descuelgan con algún reclamo rockero. Sin duda el del año pasado para mí fue un pletórico Robert Plant, un verdadero lujo de concierto. Este año la incursión de Ryan Adams y Little Steven fueron excusa suficiente para dejarme caer por el Parc del Fòrum y vivir una jornada de buena música y en mejor compañía.

Esto es lo que dio de sí un día en el Cruïlla Barcelona 2017.

Nada más llegar nos activaron la práctica y efectiva pulsera, sin duda un gran invento que te permite despreocuparte por los pagos y agiliza mucho las colas. Desde luego la organización del festival es de notable alto. Así pues nos dirigimos, ya equipados con pulsera y sombrero, directamente al escenario “Cruïlla Enamora”.


-M- Lamomali (Texto y fotos: TheOutlaw76)



Matthieu Chedid (más conocido como -M-) es un músico francés que goza de mucho éxito en Francia y que he tenido oportunidad de ver en un par de ocasiones. Esta vez no venía como -M- sino presentando su nuevo proyecto bajo el nombre de Lamomali, una fusión entre su desenfadado pop/rock y los ritmos y melodías tradicionales africanas. 


Acompañado por los malienses Toumani Diabaté y su hijo Sidiki Diabaté (dos maestros de la kora, instrumento típico tradicional del África occidental) y la encantadora Fatoumata Diawara nos hicieron viajar por el continente africano sin movernos del Parc del Forum. Una propuesta muy refrescante, sin duda ideal para este tipo de festival, que puso a bailar desde el primer minuto a un público entregado de antemano.

Y es que es imposible no mover los pies al ritmo de la contagiosa Bal De Bamako o Manitoumani y no caer rendido ante la simpatía de los músicos que acompañan a -M- en esta aventura. -M- también obsequió a sus seguidores con algunos temas propios como la divertida Machistador o Amsétou, canción que ya vaticinaba esta colaboración maliense.



Y no, no faltaron las sempiternas y extravagantes gafas en forma de m que Matthieu se puso para gran deleite de sus fans.Un concierto desenfadado y divertido que acabó a lo grande con Solidarité y una gran ovación del público.


Tras la étnica actuación de Lamomali tocaba rockear un poco con Little Steven & The Disciples Of Soul. Hora de dirigirse al “Escenario Estrella”

Little Steven & The Disciples Of Soul 
(Texto y fotos: TheOutlaw76)


Steven Van Zandt, además de ser el brazo derecho de Bruce Springsteen en la E Street Band, ha protagonizado varias series de televisión (él era Silvio Dante en The Sopranos, la madre de todas las series), tiene un programa de radio semanal, también su propio sello discográfico... y bajo el nombre de Little Steven lleva a cabo su proyecto musical en solitario. Un tipo que no para, vaya.
Corrían rumores, días antes, de que era posible que el Boss se subiese al escenario del Cruïlla para acompañar a Steven en algún tema. No fue así pero quedó claro que a Littlle Steven, junto a sus inseparables Disciples Of Soul, no le hace falta ayuda alguna para llevar a cabo un gran concierto repleto de rock, blues y soul.


Con el ritmo funk de Soulfire y con Coming Back, ambas de su último disco, iniciaron un concierto que se intuía grande. A partir de la inmensa versión de Etta James, The Blues Is My Business, se elvaron a otro nivel consiguiendo definitivamente que el Rhythm 'N' Blues se apoderase de todos nosotros sin tregua. La magnífica sección de metales aderezaba los temas elegantemente y se lucían con unos solos sublimes. Las tres coristas que completan esta gran familia que son los Disciples Of Soul, encandilaron a las primeras filas con sus contorneos y aportaron aún más alma a las composiciones del polifacético músico.

Actitud a raudales y autenticidad es lo que desprende esta banda que consiguieron contagiar a todo el público su pasión por la música con una actuación abrumadora. Además prometieron regresar en noviembre…cómo para perdérselos!.



Tras la imponente lección de rock clásico de Little Steven tocaba poner rumbo hacia el "Escenario Time Out" para ver a Ryan Adams

Ryan Adams (Texto: Dani S.Garcia, fotos: TheOutlaw76)

Hay músicos a los que les tienes un cariño y devoción especiales y que siempre ocuparán un rincón privilegiado en tu discografía personal. Así que cuando el festival Cruïlla anunció que Ryan Adams venía a presentar su último y quizás más redondo disco, Prisoner, no me lo pensé dos veces.




Bajo la mirada de sus inseparables tigres de peluche y la clásica bandera americana con el símbolo de la paz, Ryan apareció en el escenario con su característica imagen desaliñada y ese pelo grasiento que le tapa media cara. Un tipo que no sigue ninguna moda y que salió con muy buen humor, con un sonido perfecto, cosa que no sucedió en todos los escenarios del Cruïlla, con ganas de pasárselo bien y acompañado de una excelente banda, donde destacó especialmente la guitarra de Todd Wisenbacker.

El potente riff de Do You Still Love Me, tema que abre Prisoner, sirvió para dejar bien claro que no se iba a ver un Ryan Adams íntimo y tranquilo, sino una versión eléctrica y muy potente. Los temas de Prisoner, escritos tras su separación con Mandy Moore, brillaron aún más que en el disco. Aunque lo niegue, es inevitable sentir que Ryan se ha desnudado en su composición.


La animada To Be Young (Is To Be Sad, Is To Be High) puso a bailar a un público que respetó en todo momento la petición inicial de no utilizar el flash, ya que Ryan Adams tiene la enfermedad de Menière.
Después de Doomsday, sonó Outbound Train, ese tema que le gustaría haber firmado al mejor Bruce Springsteen, seguidas de Gimme Something Good, de su homónimo y excelente anterior disco.

Two, enorme canción de Easy Tiger, fue el primer momento de un Ryan Adams pausado que nos encantaría poder disfrutar en un teatro. Stay With Me, con ese regusto al mejor rock de los 80 (sí, hay muchas cosas que se salvan de esa década), Let It Ride y New York New York, canción que le lanzó al estrellato, siguieron animando a un público que ya estaba totalmente entregado.

When The Stars Go Blue, con una voz perfecta, dio paso a Anything I Say To You (de Prisoner), Fix It y Cold Roses fueron dos de los guiños a sus queridos Cardinals. La preciosa Come Pick Me Up, del imprescindible Heartbreaker, fue quizás el momento más álgido de un concierto casi perfecto que cerró ese tremendo Shakedown On 9th Street con olor a whiskey y ganas de seguir la fiesta.


My Winding Wheel, con Ryan Adams solo con su guitarra acústica, sirvió de bis para cerrar un setlist casi perfecto y un show de hora y media del que, personalmente, eché de menos algún tema de Ashes & Fire, pero que sirvió para confirmar que Ryan Adams es uno de los músicos con más talento y personalidad del panorama rock actual.

Gracias, Cruïlla, por haberlo hecho posible.




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