domingo, 8 de marzo de 2015

Kitty, Daisy & Lewis - 7 de Marzo, 2015. Sala Bikini Barcelona -



Expectación máxima, con un sold out total (también en la fecha de Madrid) para la tercera vista de la familia Durham. Tras tres discos parece que la carrera musical de estos jóvenes multi-instrumentistas pasa definitivamente de promesa a realidad. Y es que el concierto que vimos ayer en Barcelona dista mucho de sus anteriores actuaciones Barcelonesas. Tras verlos dos veces en directo y no acabar de convencerme, esta vez si se puede aplicar aquella manida frase de "a la tercera va la vencida".
Los londinense punk-rockers The Dash (y colegas de la família Durham) se encargaron de caldear el ambiente con temas directos y contundentes. Marc Hayward, a las voces y guitarra, lo dejó todo sobre el escenario y fuera también ya que durante el ultimo tema cedió su guitarra a un tipo de las primeras filas y se fundió entre un asombrado público. Su fresca mezcla de melodías a lo Clash y Ramones y sus estudiados movimiento a lo Iggy Pop divirtieron a todo el mundo. Un grupo a tener en cuenta.

Tras The Dash llegó el momento de las estrellas de la noche. Esta era la tercera vez que los iba a ver y, a decir verdad, las anteriores veces no me acabaron de convencer. El estigma de puro hype aun revoloteaba sobre mi cabeza, pero tras la actuación de ayer se disipó toda duda.

Kitty, Daisy & Lewis salieron al escenario con total convicción, seguros de si mismos y teniendo claro que ellos son las estrellas. Esta vez los papas Graeme Durham e Ingrid Weiss quedaron en un mero segundo plano, cediendo todo el protagonismo a sus retoños, que ya no son tan niños y saben lo que se hacen.



Kitty fue la encargada de abrir el concierto con uno de los temas con más groove de su último disco, Bitchin' In The Kitchen, con un público entregado ya de por si que coreó toda la canción. Continuaron con Feeling No Wonder y Baby Bye Bye, también del último disco que fueron recibidos como si de grandes clásicos se tratasen. Con Baby Bye Bye fue el siempre elegante Lewis quien tomó las riendas del concierto. Lewis demostró ser, de los tres, el músico más completo. Sin desmerecer para nada el trabajo de sus hermanas fue el rey indiscutible de la noche. Eso si, todos tuvieron su momento: Kitty estuvo brillante a las voces y a la armónica en más de una ocasión, el momento estelar de Daisy fue con su último single No Action y Lewis, con Don't Make A Fool Out Of Me, se ganó a más de una.


Uno de los puntos álgidos del concierto fue cuando invitaron al legendario trompetista jamaicano Tan Tan Thornton, que puso el toque de color (nunca mejor dicho a tenor de la colorida camisa que llevaba) con el tema de aires jamaicanos I'm So Sorry. El entrañable Tan Tan, de 83 años, tiene una energía envidiable y animó aun más la fiesta con su derroche de simpatía y buen hacer con su instrumento. Acompañó al grupo en un par de temas más y abandonó el escenario con una gran ovación.

Tras una hora de concierto Kitty, con su armónica y Daisy de pie a la caja,  se ponían en primera fila para despedirse con la celebrada y enérgica versión del Going Up The Country que hicieron famosa los Canned Heat y que KD&L ya han hecho prácticamente suya (seguro que más de uno cree que es un tema propio).

Para los bises se reservaron una extensa What Quid?, de su segundo trabajo, con la que se explayaron tanto Kitty a la harmónica como Lewis a la guitarra, con el público totalmente entregado. Cerraron defintívamente el concierto con Mean Son Of A Gun.



Los tres estuvieron muy comunicativos y con constantes miradas de complicidad entre ellos, lo que le dio mucho ritmo y calidez al conjunto.
En anteriores visitas el resultado final me dejó frío ya que ejecutaban los temas encorsetadamente, sin salirse un ápice del guión. Esta vez se les vio mucho más rodados y seguros de si mismos, lo que dio como resultado un gran concierto.

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